domingo, 30 de marzo de 2008

TERTULIA DE LOS SANITARIOS

En el baño principal, a ventanas y puertas cerradas, estaban los artefactos sanitarios muy tristes y desganados por falta de trabajo, cuando el lavatorio gritó tentado de risa:
-- ¡Despierten muchachos! ¡Hagamos algo! Les propongo un juego. Como hemos estado bastante abandonados en las vacaciones, les sugiero que cada uno diga cual de nosotros cree ser el más importante y por qué.
_ ¡Yaa...! respondieron todos.
_ Como yo propuse el juego, comenzaré primero, dijo don Lavatorio Lucchini.
_ Creo ser el más importante, porque trabajo más que todos Uds. Todo el día me sacan agua, para que los dueños de la casa se laven los dientes, las manos, la cara, se peinen. Además, me sacan agua caliente para hacer gárgaras con sal, me sacan agua fría para tomar los anticonceptivos y las pastillas para dormir. ¿quién hace más cosas que yo?
_ Eso no es nada -- dijo doña Tinna Spina – porque yo los acojo a todos temprano a espantarse el sueño, a sacarse diariamente la mugre. Los miro a todos desnudos y tengo la mejor vista. Uds. saben que eso también excita, cuando se entusiasman bajo mi tibia lluvia. Además, los relajo a todos cuando me llenan con agua caliente, después de hacer deportes y también para sacar resacas de largas tomateras.
_ Sale p’allá cachetòn, expresó Sir Water Scott. Yo no tendré agua caliente, pero les alivio el alma, porque cuando se sientan sobre mí, me cagan, me mean, me tiran pedos, mientras se cultivan con diarios, libros o revistas. Además, piensan y meditan en cosas profundas. Ahora, hablan por celular y hacen panoramas, porque soy inspirador.
_ ¡Es que tú perteneces al mundo intelectual! dijo el Lavatorio.

_ Yo no soy intelectual, pero práctico por esencia, respondió don Bidet Coulon. Después del acto llegan a lavarse con mi agüita caliente. Llega la menstrualidad y ¿a quien acuden? a mí solamente.
_Cuando andan con el trasero mal limpiado, los dejo suavecitos.
_Cuando molestan las hemorroides, nuevamente yo les curo el malestar.
¡Sir Water, doña Tinna y don Bidet, se sienten importantes porque son boyeristas! exclamó don Lavatorio. ¡Sólo hablan de sexo! ¡No miran otra cosa!
_Cuando llega el verano, don Lavatorio no refresca a nadie, respondieron con enojo.
_ No sigamos discutiendo porque perdieron, dijo Sir Water. Cuando llega el viejo curado, se arrodilla, me abraza, rogando que le reciba la mala caña que tomó y lo dejo como nuevo. En agradecimiento, me deja medio litro de baba.
_ A ti te devuelve el viejo, pero su hija vomita conmigo cuando quiere adelgazar, dijo don Lavatorio.
-- ¿Quién se va a desahogar contigo? acotó muy picado, Sir Water.
_ ¡Silencio, silencio chiquillos! Así no podemos jugar. Sólo estamos peleando y afloran malas ondas. Cambiemos de juego, dijo doña Tinna. Yo propongo que hagamos otra competencia ¿quién tiene una familia más antigua? Bueeno..., dijeron todos. pero, sin cagarnos...porque Sir Water ya está acostumbrado.
_ Don Lavatorio dijo descender de la antigua nobleza caldea, egipcia, babilónica.
Me los gané a todos. – Eso está sin discusión.
_ Yo también pertenezco a la misma familia, pero de mayor jerarquía por el tamaño, dijo irónicamente doña Tinna. Sólo los nobles, los aristócratas y los guerreros triunfadores me usaban – agregó.
_ ¿Esos nobles aristócratas, dónde creen que cagaban? dijo riéndose Sir Water.
_Sigan jugando Uds., dijo don Bidet, porque ahora me siento medio trancado.
_ ¡Chiquillos! dijo doña Tinna, como siempre muy copuchenta.
_ ¿Saben que don Bidet anda enfermo hace tiempo?
_ ¡Ooh, no! exclamaron todos.
_ ¡Lo van a intervenir pronto con un sopapo!
_ ¡El año pasado yo también fui tratado de urgencia! dijo Sir Water.
_ ¿De queé? preguntaron todos asombrados.
_ ¡Me instalaron una válvula nueva! ¡La otra no cortaba bien el chorro!
_ ¡No hay bolsillo que resista tanta operación! dijo uno. Otro agregó que los tiempos estaban cambiados, porque ahora, cuando envejecemos, nos mandan cambiar y un día cualquiera nos reemplaza un artefacto joven, sin experiencia ninguna.
_ El otro día escuchaba que eso también les ocurre a las personas y viven todos alterados, comentó doña Tinna.
¡Al final, no somos tan distintos! Casi parecemos humanos.


WIRIYO Julio 10 del 2003

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