Ella era una boca más que alimentar en su casa, donde mandaba la pobreza.
Con sus catorce años mal nutridos, bajita, flaca, huesuda, de poca frente, exuberante vellosidad sobre el labio superior, fue a conversar con esa señora al pueblo.
_ Así es que te querís meter a trabajar chiquilla.
_ ¡Si señora! le respondió con mucha vergüenza, la huasa María, bajando la vista al suelo.
_ ¿Sabes cocinar algo? ¿Sabes hacer las camas, el aseo, poner la mesa…? ¿Sabes o no?
_ Un poquito, no más, expresó tímidamente, intentando pasar desapercibida.
_ ¿Qué comida sabís hacer? Di algo pus. …no sabís nada y más encima parecís sorda. Aprende a mirar cuando te hablen, pus cabra. Nadie te va a contratar así.
¿Entendiste lo que te digo? Porque tú soy harto mala pa`hablar. Así es que tenís que conversar, tenís que mirar a la cara a la gente, no al suelo, tenís que decir que sabís hacer de todo, aunque no lo sepai. ¿Entendiste? En el camino se aprende de todo. No seai gansa de hacerte la muda mirando abajo, cuando te preguntan algo.
Yo se que es primera vez que venís al pueblo y te sentís rara. Cuando te pregunten si estudiaste en el liceo, tenís que decir que hiciste toda la básica. Nunca digai que fuiste sólo dos años, que no sabís leer, ni escribir, ni ver la hora, ni sabís nada. ¿Esta claro?
Te estoy preguntado si está claro. … Te dije que no te hicierai la sorda cuando te hablan.
¿soi tonta o te hacís? …contesta pus, vis que parecís cabra chica.
_Si, señora.
_Bueno, vamos a anotar tus datos personales para que te pongai a trabajar rápido.
_ Nombre completo Ya pus, no te hagai la sorda. Nombre completo
_ María. _María, que más… No mires el suelo cuando te hablo, ni te hagai la sorda.
_ María del Carmen. _ Apellido paterno. Apellido paterno sorda de mierda, o no tenis, acaso. _ No entiendo que quiere decir paterno, señora _ El apellido de tu papá, pus huasamaca. El materno es el de tu mamá.
_Nunca tuve papá. No se cual será, pus _ Apellido materno Mi mamá es María Monsalve ¿Andai con tu carné de identidad? _ Nunca he tenido uno
_Te voy a poner María Monsalve Monsalve, sin Rut. Dirección donde vives.
_ Calle larga. _ qué número _ sin número; queda al final, al lado del árbol grande.
_ Cómo se llama tu pueblito _ Se llama El Angelito _¿Cómo se va a llamar así?
_ Es que ahí mataron a una guagüita y por eso le pusieron así.
_ Toma mi tarjeta con el teléfono para que llames cada dos semanas, hasta que aparezca un trabajo. Yo te voy a cobrar 20 mil por una vez, si te llevan a una casa. Dile a tu mamá que venga a conversar conmigo. Le daré unos consejos para que tú practiques.
Pasaron los meses y un día, cuando María llamó a la agencia, se puso muy nerviosa porque la señora le dijo que se viniera al pueblo con su maleta. Andaba una mujer muy interesada en conocerla para que trabajara de inmediato.
_Esta es la niña de la que le hablé, señora. No tiene mucha experiencia, pero es bien trabajadora, honrada y aprende rápido.
María fue instalada en una habitación de madera, en que se filtraba el viento, con una cama con frazadas, una mesita, un lavatorio y un jarro con agua para que se lavara. Su baño era una caseta de madera a 10 metros de distancia con un pozo negro y diarios.
La huasa María no podía creer la suerte que había tenido, porque ahí le daban las cuatro comidas. Su colchón tenía otras pulgas, diferentes a las con que ella dormía.
La dueña de casa era sólo un poco más elegante que María. Nadie se preocupaba por el aseo. En la casa había una tina de baño con cálefont, sólo para bañar a los niños. El olor a caca flotaba en el ambiente, porque el baño tenía un tarro donde echaban los papeles usados.
Le dijeron que estaría a cargo de cuatro pequeños niños. Debía vestirlos, prepararles desayuno, entretenerlos, darles sus comidas, hacer camas, barrer y sacar la basura.
Un día sintió una gran trifulca porque el marido de la señora había llegado tarde, y la mujer se molestó.
_ Ya me aburriste de tanto llegar tarde y borracho. Lárgate de esta casa, degenerado.
_ ¡Cállate Elvira! No sigay diciendo que me vaya, porque un día me voy a tentar.
_ Me tenis aburrida. No te quiero. Me perdiste el respeto y yo también a ti, por curao.
_ Elvira… ja…ja,ja. Hablai puras leseras, vieja guatona.
Al día siguiente, María se encontró en la cocina con el patrón, que la miraba con picardía, le decía cosas, le pidió que le sirviera su comida en la cocina. Ella se cohibió con su presencia, hizo las cosas rápido y se largó a acostar a su pieza. Estaba metiéndose a su cama cuando de pronto sintió que él abría su puerta, ingresando a su pieza . Comenzó el acoso a una mujer tímida que no se atrevió a oponerse, y esa noche ocurrió todo. El patrón fue complacido y ella soportó con estoicismo la primera experiencia; su violación.
_ ¿Cómo estuvo María?
_ Muda, contestó con el silencio… con los ojos cerrados de vergüenza.
_ Mañana vai a estar mejor y así cada día.
_ Si señor. Pero, ahora váyase por favor, porque su señora después me va a pegar.
_ Chao ricura, hasta mañana. Tai guena. Lo único, que tenis muchos pelos.
Entre sus preocupaciones del trabajo, María ahora tenía otra tremenda: andar arrancando del patrón e intentar que la señora no la despidiera con un combo en el ojo.
Pero el patrón estaba en guerra con su mujer, y siguió haciendo estas demostraciones de macho desquitándose con su víctima indefensa que soportó resignadamente su destino.
Los días domingos María tomaba el bus rural para ir a su casa y fue en una de esas visitas, que su madre le preguntó si estaba contenta con el trabajo, si la trataban bien, si eran respetuosos y si se estaba alimentando suficiente porque ahora, después de varios meses, la encontraba más gordita. Allí llegó una prima que le lanzó unos piropos porque la vio con ropa nueva y sólo le faltaba una inversión en peluquería.
_ Yo te voy a pasar a buscar a tu trabajo para llevarte donde una amiga que es peluquera y te va a dejar bonita.
María había cumplido 15 años, había “echado más cuerpo” y como estaba bien alimentada, sus flacuras habían desaparecido, apareciendo nuevas formas de mujer.
Semanas después, la prima la pasó a buscar al lugar del trabajo y partieron donde la amiga.
_Mira cabrita. Tenemos que depilarte completa, porque tenis más pelos que una araña.
Hay que hacer un corte con otro peinado. Te voy a maquillar y pintar.
El elástico que usai en el pelo, bótalo. Usa uñas poquito más largas, redondeadas con lima, esmalte con barniz incoloro. Tenis que comprar una lima. Te regalo ésta por mientras. ¿Partimos?
_ Si, partamos ahora. _ Ya, entonces empelótate. Está tibicito con la estufa.
Tres horas después y aún con manchas rojizas en todo el cuerpo, la huasa María era irreconocible. Había perdido el aspecto, la cara, y la facha de huasa.
Era una lolita buenamoza que parecía una “niñita bien” de la zona, siempre que no hablara. No le cobraron nada, pero la aconsejaron depilarse periódicamente y mantener el atractivo look, para buscar un mejor trabajo en una casa de otra categoría.
_ Me gustaría ver como caminas, le dijo la peluquera. Camina para allá y ver como lo haces cuando sales.
A ver, mira de frente. La cabeza en alto, siempre erguida. Siempre mira a los ojos.
Imagínate que vas con un tarro de agua en la cabeza, sin botar una gota al piso.
Ahora, camina… bien, sigue… los zapatos van paralelos, no abiertos como reloj que marca 10 para las 2… bien, ahora mejor… sigue… gira… vuelve… acércate sin parar…
erguida la espalda… derechita… muy bien… sigue… bravo. Así debes moverte siempre, para que los hombres se fijen en ti para que los deslumbres al caminar.
Te felicito María. Ahora tienes más herramientas para defenderte en tu vida.
_Gracias por todo. Muchas gracias por tu gran ayuda.
_ María, tu prima me dijo que no sabías leer, escribir, ni ver la hora. Tú debes ir al liceo vespertino y comenzar a sacar curso por curso hasta que termines. Verás como te va a cambiar la vida después que lo logres. Eres muy lola y la vida es muy larga.
_Gracias nuevamente. Te haré caso y averiguaré cómo haré para estudiar.
De allí mismo y con el ego acrecentado, María pasó a visitar a la señora de la agencia.
_ ¿Se acuerda de mi señora?
_ No, no se quien eres tú, m’hijita. Tu cara me es familiar, pero no recuerdo.
_ Soy la María Monsave. Ud. me encontró trabajo con la señora…
_ ¿Qué hiciste para quedar tan linda? Mira como has cambiado. ¿Qué te trae por aquí?
_Venía a encargarle un trabajo mejor pagado, en una casa mejor.
_ Mira como aprendiste a hablar. Si no te había reconocido.
_ Llámame mañana. Tal vez tenga algo distinto, ahora que estay tan pituca y linda.
_ Ya señora. Yo la llamo en la tarde. Necesito ganar más plata también, pus.
_ Si,… más plata, mejor trabajo, todo diferente. Te va a agradar vivir mejor.
Antes de la semana, la huasa María se había inscrito en el liceo vespertino para hacer el segundo básico, desde las 7 a las 21,30 horas.
Dos semanas después, la llamó la señora de la agencia para decirle que debía ir a una entrevista, y conversar con un matrimonio mayor, que necesitan alguien para su tienda.
En la visita, se enteró que necesitaban una señorita honorable, de buena presencia y trato, para atender una cordonería, ropa interior, telas. El sueldo era muy superior, le daban alojamiento y comida en la casa patronal y como contó que estaba estudiando vespertino, acordaron que el horario terminaría 10 minutos antes.
Conversó con la antigua patrona Elvira, le contó de esa oportunidad, recibió el pago y partió a su nuevo hospedaje. Allí fue recibida por la nueva dueña de casa, que le mostró su dormitorio en el segundo piso y al abrir la puerta, la María quedó deslumbrada de tanta elegancia.
Muda de estupor, siguió unos metros a la señora que le dijo:
_ Este será tu baño y debes mantenerlo limpio. Debes bañarte todos los días. Manos, pies, pelo y dientes siempre limpios. No deben quedar pelos en el piso, ni artefactos.
Tu horario de trabajo será…
Aquí tendrás almuerzo y tiempo de descanso.
Tus toallas son éstas. Ahí tienes jabón, shampú, pasta de dientes y escobilla de uñas. Usalas. Te exijo puntualidad para comenzar las comidas todos juntos.
Te deseo suerte y esperamos contar con tu colaboración durante muchos años.
Nada de pololos, novios u hombres dentro de mi casa. Afuera, compórtate con mucha discreción, porque es pueblo chico, la gente pela y no quiero habladurías.
María comenzó a aprender el trabajo de la tienda. Se movía con celeridad en la atención de cada una de las clientas. Ella estaba sorprendida de lo fácil que se le hacía retener cada uno de los detalles que la señora le enseñaba.
Algunos años después, María había terminado sus estudios completos y su ignorancia había quedado en el pasado. Allí en esa casa había abundantes libros, que los devoraba siempre aprovechando su tiempo libre. Los domingos, eran para visitar a su madre y hermanos, que a veces se sorprendían cuando la escuchaban hablar de sus planes de ahorro para instalar algún día un establecimiento propio.
Ya era una muchacha de 22 años, atractiva, sensual, con todos los atributos físicos que desearía un hombre elegante. Siempre andaba vestida inmaculada, con llamativos colores, llamando la atención su hermosa silueta. Había aprendido a usar elegantes movimientos para desplazarse en todo lugar. Su trato amistoso y cordial, hizo que el pueblo murmurara acerca de esta joven desconocida, que había llegado 6 años antes.
Año tras año despertaba mayor curiosidad su elegante y hermosa figura.
Los sábados en las tardes ella iba donde su amiga, la peluquera. Mantener una bella frente hecha con depilación, era el mayor logro que había mejorado su rostro desde un comienzo, pero requería dedicación.
Algunos jóvenes de familias adineradas la miraban mucho, la seguían, le decían que habían perdido el sueño pensando en ella, se ofrecían para acompañarla.
Ella sólo les sonreía en silencio y seguía. El asedio por conocerla, por conquistarla fue incesante, hasta que apareció Alberto. Su simpatía y presencia, lograron que María le respondiera y comenzaron a conversar, de a poco.
_¿Te puedo ir a buscar el sábado a la hora de salida, María?
_ ¡No puedo creer que un joven rico se interese en mí, que no tengo nada!
_ A los hombres no nos interesa cuánto tienen las mujeres. Nos interesan aquellas como tú, que sean irresistibles y bellas. ¿a qué hora te paso a buscar?
_ ¿Te parece a las 5? ¿ puedo saber dónde me vas a invitar?
_ ¿Qué te parecería si vamos a tomar helados frente a la plaza?
Semanas después, en otra salida, fueron a visitar a los padres adinerados.
En la casa del fundo de esa familia, ella fue presentada y compartió con ellos.
El padre la encontró adorable. Comenzó hablando del tiempo, las cosas del pueblo, la agricultura local y de la tienda donde ella trabajaba. Conocía mucho a los dueños.
_ Oí que Ud. no habla con desconocidos. Muy bien que sea así, chapada a la antigua.
Ahora que ha sido formalmente presentada a todos, espero podamos saludarnos en cualquier parte.
_ Téngalo por seguro que así será, de aquí en adelante.
Tomaron el té, conversaron y rieron por horas, hasta que ella mencionó que lo había encontrado a todos muy simpáticos, pero ya debía regresar.
Alberto fue a dejarla hasta su casa y se atrevió a darle un beso junto a la puerta.
_Tú sabes que me gustas mucho, María. De verdad.
_ Tú también, Alberto. En tu familia son tan sencillos y muy agradables.
Alguna clienta le mencionó saber de aquella tarde del té en la casa de esa familia.
María andaba muy alegre, porque hasta cantaba mientras hacía su trabajo.
El teléfono le recordaba que en aquella casona, alguien la esperaba con ansias.
María se dio cuenta que había embobado a toda esa familia, pero ella evitaba involucrarse demasiado, sabiendo lo humilde de su origen.
Ahora debía madrugar, cuando tomaba el bus rural para visitar a su familia.
No quería ser sorprendida subiendo a un recorrido que iba a lugares tan humildes.
Sus prejuicios la tenían sumida en grandes dudas.
Su affaire con Alberto seguía viento en popa. El siempre la sacaba a pasear en auto, invitándola a pasear a los alrededores, a visitar a sus padres y hermanos.
El le demostraba su afecto, pero cuando estaban solos afloraba las pasiones y ambos se daban rienda hasta que ocurría todo. La pasión permanente los mantuvo demasiado unidos.
_ Alberto, te adoro. Me tienes loca de tanto amor.
_Me hiciste tu prisionero, María. Pienso en ti todo el día. Te amo María. Quisiera que imaginaras avanzáramos otro paso. Mis padres están muy felices que haya encontrado alguien como tú. Mis hermanos dicen que me envidian porque ya quisieran…
_ Alberto, escúchame un instante. Recuerda que el día que nos conocimos yo te dije que tú eras el joven rico, y que yo no tenía nada. Efectivamente no tengo nada, sólo lo que ves. Mi vida ha sido con mucho esfuerzo. Yo no soy la hija de los dueños de la tienda.
_ Ahora escúchame tú, María. Yo te dije en esa oportunidad que los hombres no miramos las posesiones físicas que tienen las mujeres, sólo su belleza, su sinceridad, su bondad y otras virtudes. Tú las tienes todas y cumples con creces que me sienta muy orgulloso de ti.
_María, quiero que avancemos otro peldaño. Toma, te traje un regalo. Ábrelo.
_Alberto, tú estás perdiendo la cabeza. Un anillo de compromiso…, no puede ser.
María soltó unas lágrimas de emoción. Después, sin demostrarlo, se puso muy nerviosa
_ Alberto, tu no me conoces tanto, no sabes que mi familia es pobre y viven a 30 Kms de distancia. Yo prefiero que me acompañes para presentártelos y después me regalas el anillo. Antes no tiene sentido. Yo conozco a los tuyos. Te pido que conozcas a los míos.
Esa semana, la huasa María estuvo muy nerviosa, sabiendo que el Domingo siguiente
viajaría con su novio, sin aviso, al Angelito, para presentarlo a su familia.
Llegó el Domingo, fueron a visitar y llegaron a esa casa tan pobre del poblado. Tocaron y fueron apareciendo los hermanos, uno por uno, que María abrazó con cariño. Se notaba el contraste con aquella gente paupérrima. Cuando apareció la madre, ella impidió que María se le acercara.
_Que te has creído, faltar el respeto a tu familia, a tu madre, a todos…
Cómo se te ocurre venir en auto, con un hombre rico, sabiendo que somos pobres.
Los ricos nunca se mezclan con los pobres. Los usan y después los botan.
_Pero, mamá. El es mi novio. El me quiere. Estamos de novios y vamos a casarnos
¿Cómo quieres que haga mi vida sin Uds.? Como si jamás hubieran existido…
_ Lárgate María, no vengas de nuevo con él… y empujando a los hermanos, fueron entrando hasta dejarlos solos.
Ella lloró como nunca, se enmudeció y agachó la cabeza. Sintió mucha pena.
Alberto la abrazó con ternura, la acompañó hasta el auto y regresaron en silencio.
Su novio se encargó de llamarla, animarla, invitarla, y hacerle panoramas.
En su casa, Alberto conversó privadamente con su padre, ayudándose con un trago.
_ Papá, necesito tu consejo. Tú sabes que nosotros con María…
_ Si, todos estamos muy contentos con María. Será la mujer de tu vida. Atrévete, hijo.
_ Noo…Noo papá. Escúchame unos minutos, por favor.
Fuimos a visitar a su familia. Son todos muy pobres. Viven en El Angelito. Su madre se enojó porque ella había ido elegante, en auto, acompañada por mi. No le gusta que su hija se meta con ricos…
_ Tiene razón esa mujer… Los ricos no deben que mezclarse con los pobres. Son puros problemas para ambos – replicó el padre, cambiando el tono de voz.
_ Pero papá, yo la amo y quiero casarme con ella. No me importan sus parientes.
Tú acabas de decirme que será la mujer de mi vida. Que me atreviera. ¿Qué pasó?
¿Ya no lo es, porque su familia es pobre, de otro nivel social?
_ ¡Por supuesto que no…! No te vas a auto-exiliar en el monte con ella para no encontrarte con tus parientes y nuestros conocidos.
¿Quieres terminar en El Angelito haciendo empanadas de horno con tu suegra y tus cuñados?... arrancando del mundo en que has vivido siempre. No arruines tu vida…
Semanas después.
_María, escúchame en silencio. Si nos casamos pronto, ambas familia lo deberán aceptar. Al anillo de compromiso que llevas, deseo agregarle otro de bodas. Yo te amo y vamos a celebrar la boda civil en privado, sin familias. Tú puedes conseguir la casa. La iglesia será para más adelante.
_Alberto, tu sabes lo que siento por ti. Sólo accedería si va a ser hasta la muerte.
Al sábado siguiente, la dueña de la tienda en calidad de anfitriona, preparó lo necesario para celebrar dicho acontecimiento con moderación en su casa. Serían los testigos un amigo de Alberto y la peluquera, que debían jurar minutos más tarde.
Frente al nerviosismo de todos porque aún faltaba que llegara el oficial civil, de pronto sonó el timbre. Alberto se abalanzó a la puerta, pero cuando abrió ingresaron cuatro desconocidos que mencionaron venir a saludar al novio. Cuando comenzaron los abrazos, tomaron a Alberto, lo sacaron en vilo, amarrando sus pies con cuerdas que ellos traían.
Lo metieron a un auto y escoltados por otra camioneta, partieron, dejando consternados a todos y a María sumida en llantos que no terminaban nunca.
Rato después, en casa de los ricos comenzaban los festejos.
_ Salud por mi hijo Alberto, que se escapó del embrujo de una cualquiera.
_ Brindo por mi padre, dijo Alberto, que me abrió los ojos para escapar a tiempo. El oficial no llegaría nunca ¿verdad papá?
_ Hago mi brindis por mi querido colegio en Santiago, donde también fueron mis hijos a adquirir conocimientos, cultura, roce social y reforzaron sus tradiciones. También forjaron lazos con sus compañeros y amigos de hoy. Salud,… para que tal nivel jamás decline en ninguno de ustedes. Somos todos caballeros. Alberto ha quedado como un caballero, con la frente en alta por esa mujer. ¡Ella jamás tendrá pruebas que demuestren lo contrario! El oficial civil jamás llegaría porque es de los nuestros.
_ Alzo mi copa una vez más, por la visión de mi padre. El me ha instado a hacer ahora un viaje a Europa, que había postergado por diversas razones. ¡Salud!
Tiempo después, la huasa María, muy desilusionada con su vida, renunció a la tienda, huyendo de la vergüenza ante el pueblo y regresó con su familia. Pasaron los años cuando se atrevió a aceptar un pololo allá en El Angelito. Nunca se supo si lo quiso de verdad, pero se casó para complacer a su dominante madre. Tuvo hijos y todos terminaron viviendo en una nueva casa de madera, por cuyas tablas se filtraba el viento, con un baño en una caseta con un pozo negro, a algunos metros de distancia.
WIRIYO / 20.05.2008
viernes, 20 de junio de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario