viernes, 28 de marzo de 2008

NOCHE DE FURIA

_¡Papá! ¡Papito! Fíjate que estabamos jugando en el patio cuando llegó esa señora de la camioneta y al estacionarla, te pasó a chocar el auto tuyo!
_¡No, no es cierto! ¿Es una broma de Uds.?
_No papá. ¡Tu auto quedó hecho añicos! No creemos que se pueda arreglar.
_ y ¿quién fue? La señora que vive en el 93. Parece que no sabe manejar muy bien.
_¿Están completamente seguros que es ella?
_Si. Completamente seguros, porque la vimos.

Juntando toda su rabia acumulada mientras escuchaba el cuento, bajó al subterráneo y quedó impactado al ver el estado en que se encontraba su vehículo.
En ese momento quedó fuera de sí. No había recibido ninguna explicación de esa prepotente mujer. Eduardo se puso rojo de ira, echó unos garabatos en contra de la mujer y regresó muy enojado a su departamento. Era tan grande la molestia que el neurótico paseo entre el dormitorio y el living levantando los brazos, pateando cosas, no lograba calmarlo. Por momentos volvía a gritar enrojecido de ira. Su mente no descansaba un sólo segundo. La camisa se empapó de transpiración.
En un instante, se dirigió al dormitorio de sus hijos, tomó un bate en sus manos, caminó presuroso, salió al pasillo y bajó los tres pisos que lo separaban del monstruo.
Frente a su puerta, tocó el timbre y se paseó ansioso esperando gritarle toda aquella ponzoña que le corroía el alma.
Cuando le abrieron, preguntó muy indignado por la señora.
Su paseo constante era un desahogo para su enojo, hasta que escuchó que alguien lo invitaba a pasar. Una vez dentro apareció una mujer cincuentona, rubia cenicienta, pintada, maquillada, muy altanera que le enrostró su forma de llegar.
Eduardo comenzó a sentir que su cabeza latía, que su rostro se llenaba de humedad
y comenzaron los gritos. La cosa fue en aumento hasta que logró enmudecer a la mujer que gritó pidiendo ayuda de su nana. Esta se asomó para ver que ocurría porque ambos gritaban furiosos, rojos de enconada virulencia. La nana pensó que lo mejor era sacar el escobillón y comenzó pidiéndole al señor que se retirara, luego que no se sintió escuchada, a empujarlo con el utensilio hacia la puerta y finalmente a darle palos donde cayeran. Eran tantos los puñetes y palos recibidos que Eduardo comenzó a sangrar mientras gritaba insultos, ofensas a la categoría de la dueña de casa y de pronto volteó el bate que fue a dar al rostro de la asesora, desplomándose en el acto.
En ese momento se produjo un silencio abrumador, segundos después ambos se abalanzaron sobre el cuerpo que yacía en el pasillo.

_ No ves imbécil, la cagada que quedó por tu culpa.
_ Claro, si hubieses aprendido a manejar, vieja loca.
_ Mira huevón de mierda, no tengo auto y jamás aprendí a manejar y ... ¿cuál es el problema? La mataste degenerado, yo te voy a denunciar para que te metan preso por asesino, porque te equivocaste de departamento, degenerado, imbécil, huevón tonto.
_ No puede estar muerta. Está inconsciente no más, señora. Perdóneme Ud. por mi...

¿Lilian, te encuentras bien? ¡Lilian! ¡Lilian, soy tu vecina del frente!

La señora se acercó a su puerta, abrió y entró la vecina a contemplar el cadáver que yacía sangrando en el piso.

WIRIYO
25.7.06

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