jueves, 27 de marzo de 2008

ILDEFONSO

En el pueblo de Coihueco, distante a 26 kilómetros de Chillán hacia la cordillera, vivía este trabajador agrícola con su señora, varios hijos y un cuñado.
Ildefonso viajaba en bicicleta 30 minutos todos los días, de lunes a sábados, para llegar al fundo de su patrón, como le decía respetuosamente.
Este siempre les sugería a todos que debían votar por los candidatos de la UPI porque todos los demás eran ateos y agitadores, que a la larga traerían de regreso otro gobierno militar y meterían a más de alguno preso.

El contaba a su señora y su cuñado lo que escuchaba decir al patrón, y en su nucleo familiar se reían porque lo tomaba muy en serio.

Pasaron años y él aún seguía siendo pobre por más empeño que hacía desde la madrugada hasta la puesta del sol, en aquella tierra de calurosos veranos y helados inviernos. Siempre regresaba al anochecer.
Algunos de sus hijos se habían marchado a Chillán, otros a Concepción, en busca de mejores oportunidades. Ildefonso y su vieja seguían allí mismo, mirando TV, tomando mate en las noches heladas, comentando el acontecer del pueblo, preocupados por la letra que debían pagar a fines del mes.

Llegó el inicio de un año electoral y comenzaron a escuchar los primeros resultados de encuestas radiales sobre los presidenciales.
_ Mira vieja, es una mujer la candidata.
_ Para que veas como han cambiado los tiempos Ildefonso.
_ Pero ¿cómo va ir una mujer? Esa es pega para los hombres. Las mujeres no saben nada de gobernar, ni de política.
_ Será pal otro lado la dama, porque siempre los presidentes son hombres. ¡Digo yo!

Entre copuchas, meses después, supieron que venían diputados y senadores a visitar la zona. En la plaza del pueblo se levantó un estrado del PDPP y allí fueron a escuchar los planes de esos señores. La vieja llegó a llorar de emoción cuando escuchó que les iban a entregar casas nuevas después que salieran electos y fueran gobierno. Pero les pedían el voto para lograrlo.

_ ...y entonces el diputado nos dijo...
_ Puras patrañas vieja, son agitadores, mentirosos; tenís que votar por los de la UPI. Esos si que cumplen lo que prometen, porque no prometen nada que no puedan cumplir.
_Pero Ildefonso, no seai porfiado, yo misma lo escuché. Si mienten, después nadie les creerá. Además, el alcalde los apoya.

Meses más tarde, la campaña electoral tomó forma. Todos los partidos se movieron arduamente por el país. Los presidenciables mismos hicieron giras pasando por la zona.

Nuevo estrado para el candidato S. Piñena que declama con entusiasmo el “humanismo cristiano” que los incluye a todos, de todos los sectores, de todos los colores, en especial los independientes, jóvenes, mujeres y trabajadores.

Al huaso Ildefonso le brillaban los ojos cuando escuchó que el candidato los ayudaría a levantarse para seguir adelante con fe y esperanza. Era creyente.
La vieja sollozaba cuando escuchó que obtendría una jubilación como dueña de casa.

_ Ildefonso. Imagínate que nunca he ganado un peso y él nos va a dar más plata que la que ganai tú; igual que la profesora del Juancho que saca como $ 200.000.- todos los meses, desde que jubiló.
_ Vamos a ser ricos vieja. Ricos de verdad. Ese es el candidato de verdad.
_ Si, Ildefonso, ricos. Cuando llegue mi jubilación, lo primero será cambiar el carretón y después el refrigerador. “Podimos” arreglar la casa, “podimos” ayudar a la niña, “podimos” hacer tantas cosas. ¡Mira que bueno Ilde...!

Se fueron acercando las fechas y un nuevo estrado en la plaza les permitió ver a la M. Brochetta desparramando sonrisas, entregando besos, caricias en la espalda, tomando guaguitas en el aire con una risa encantadora.
_ Yo no les vengo a prometer nada que no pueda cumplir, pueblo de Coihueco.
Solo les pido el apoyo para poder hacer un Chile más solidario, más justo,
con menos injusticias, donde los hijos de los pobres tengan las mismas oportunidades que los hijos de los ricos. Es por eso, señores, que yo ...

_ Me gustó lo que dijo la señora Brochetta, vieja, porque aseguró que ella seguiría la senda de Lagos, pero con más justicia.
_ Ya te pusiste comunista Ildefonso. Te falta salir de agitador, no más.
_ A mi me gustó la jubilación de $ 200.000.- del otro candidato Piñena y por eso le daré mi voto.
_ ¡Yo te voy a decir por quien votai tú! ¡Mira que ahora andai suelta! El marido aconseja siempre a la mujer en política y en todo, así es que no me vengai con cosas raras que no las teníai antes.
_ Ya no es como cuando nos casamos Ildefonso. Ahora las mujeres piensan.
_ No me vengai con muchos pensamientos, porque el único que piensa en esta casa soy yo ¿escuchaste bien? ¡Que te quede clarito mientras viva!
_ Que tenis conmigo Ildefonso, si es el candidato de derecha que ofrece jubilar
y tu siempre hai sido derechista. Los otros son los izquierdistas y tu vay a votar por ellos.
_ ¡Yo voy a votar por ella porque habló lindo del Presidente!
_ ¡ yo lo haré por quien me jubile!
_¡Cállate vieja cargante! ¡Tu votai por quien yo diga! Además ella va a salir.
_ Entonces, si sale voto por ella, Ildefonso, aunque no me jubile ná.

WIRIYO
14.12.2005

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