jueves, 27 de marzo de 2008

LA CANASTA

Jorge había quedado solo ese fin de semana, a cargo de sus hijos de 8 y 6 años, y una antigua nana que estaba atenta de sus más mínimos detalles. Su señora había viajado a La Serena con una hermana por unos días, al funeral de una tía.
El sábado después de almuerzo, él pasó a dejar a sus hijos a un cumpleaños y siguió rumbo al supermercado. Allí se dio maña para conquistar a una joven universitaria que estaba comprando.
_¿Me podrías ayudar a encontrar un cepillo dental?
_¡Mira, están cuatro o cinco pasillos más allá! ¡Vamos, porque yo también necesito comprar algo!
Así recorrieron gran parte del supermercado en amena charla, como si se tratara de viejos amigos.
El notó que ella era muy sensual y tenía unos ojos muy atractivos.

Dijo que estaba terminando veterinaria, mencionando que su novio preparaba el examen de grado.
_¿Se ven todos los días?
_¡No nos veremos este fin de semana porque está preparando su tesis! ¡Mejor que estudie!
_¿Te tomarías un rico café natural y nos sentamos en alguna de las mesas de allí?
_¿Por supuesto! ¡Vamos!
Así, ambos pasaron algún rato en entretenida conversación hasta que él tomó la iniciativa :
_¿Te puedo llevar a tu casa si no te incomoda?
_ ¡Está bien, voy contigo!

Jorge contó que debía esperar para ir a buscar a sus hijos al término de un cumpleaños, motivo por el cual la invitaba a tomar helados a cualquier parte. Como ella no tuvo muchas dudas en aceptar, subió a su auto y ambos partieron con un rumbo no determinado.
_¡Que increíble que nunca nos hayamos visto antes, que estemos conversando, que vayamos en el mismo auto y aún no sepa tu nombre! le sonrió ella con una mirada cautivadora.
_ ¡Me llamo Jorge Espíndola, soy abogado, casado, dos hijos chicos y estoy libre esta noche!
_¡Yo soy Camila García, soltera, sin hijos, estudiante, vivo con mis padres, noche hasta ahora libre!

Luego de los helados, vino un largo paseo. Estaban conociéndose y se produjo una gran empatía.
_¡Voy a tener que ir a dejarte! ¡Debo pasar a retirar a mis hijos del cumpleaños!
_¿Quieres que te acompañe? lo indagó ella, con un suspiro provocativo.
_¡Prefiero ir solo! ¡Tu sabes...! ¡Pero te puedo pasar a buscar más tarde!
_¡Sería estupendo, porque no tengo nada planeado para esta noche! ¿Te parece a las 11?

A la hora convenida Jorge tocó el timbre de esa casa y Camila salió muy alegre, quien lo presentó a sus padres como un amigo.

_¡Siéntese Jorge, por favor! _¡Gracias! ¡Tiene bonitas pinturas y cuadros, señor García!
_¡Camila, sírvale un trago a su amigo! ¡Mijita, sírvanos un trago a cada uno, por favor!
¡...A propósito! ¿Ud. sabe jugar canasta?
_¡Yo soy bueno para casi todos los juegos de naipes!
_¡Bueno, salud... por el gusto de tenerlo en la casa y por saber tantos juegos!

Jorge conversaba algo inquieto con el señor García, mientras se derretía por Camila, mirándola como sugiriéndole que ya era hora de partir.
Los padres de la estudiante eran personas acogedoras, cariñosas y a Jorge le ofrecieron un trago y después otros, con el objeto de impedir que éste se fuera. Eran personas jubiladas y para ellos una visita había que aprovecharla, porque no llegaba todos los días.

_¡Martita! ¡Pon el paño verde para que juguemos canasta con Jorge, a ver qué tan bueno es!
_¡Señor García, nosotros pensábamos salir!
_¡Pero juguemos primero y luego salen! ¡Hace tanto tiempo que no jugamos entre cuatro!
_¡Bueno señor García, pero vamos a jugar un sólo juego y después nos vamos!
_¡Uds. se van cuando lo estimen conveniente, Jorge!
La hora pasaba y con mucho disimulo, Jorge observaba su reloj. Miraba a Camila devorándola con sus ojos y ella le respondía gestualmente con sus labios. Ese par de viejos estaban tan contentos de tener a un joven respetuoso, refinado y sociable que ello merecía otro brindis.

_¡Martita, le decía a Jorge que no se podía ir sin darnos una posibilidad de desempate! ¿No es cierto? ¡Nosotros siempre nos acostamos muy tarde! ¡Camila, mijita, sírvenos a Jorge y a mí! ¡Nos tienes secos!
_¿Sabe qué hora es, señor García? ¡Es la una y media! expresó Jorge inquieto y visiblemente incómodo por su pérdida de tiempo.
_¡Sí! ¡Cómo se pasa la hora jugando! ¡Uno no se da cuenta del tiempo! ¿No es cierto?
_¡Señor García, yo me voy! ¡Mañana domingo me levanto temprano!

Camila no alcanzó a despedirse de él porque el hombre salió dando un portazo.
_ Mijita, gracias por tus sacrificios para traernos alguien que pueda entretenernos una noche más. Que lástima que se haya ido tan enfadado. Podría haber salido con más estilo. ¡Que falta de clase!
_ No importa señor García. Quizás para la próxima semana tengamos más suerte. Tuve que inventarme un pololo que lo tengo siempre estudiando, para subir mis bonos y provocar mayor interés en gente dispuesta a venir. _No te aflijas Camila. Confiamos plenamente en ti. Te estamos rebajando $ 20.000 de la pensión por cada visita que nos traigas. Pero debes llegar con gente. Que tu familia en Osorno nunca se entere. ¡Esta tediosa soledad nos aniquila tanto!

WIRIYO

26.11.2004

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