domingo, 30 de marzo de 2008

NACIDO EN EL CIRCO :

A la ciudad había llegado un circo más. El estelar era un mago que entre diversos trucos, tenía una falsa guillotina para hacer pruebas con el público.
Llegado el momento más esperado, el ilusionista solicitó a un voluntario. Desde los asientos surgió un hombre de contextura corriente, de unos treinta años, de rostro agradable, que se adelantó hasta el mago. Colocada su cabeza en la guillotina, el mago aseguró con delicadeza que el mecanismo funcionara como siempre. Redoble de tambores y la filosa hoja cayó con violencia sobre el cuello del hombre. El público aplaudió a rabiar, el encantador terminó su acto inclinándose en señal de agradecimiento y cuando él tomó la caja donde supuestamente había caído la cabeza, se encontró que ésta lo miraba con ojos desorbitados e indignación, que lo hizo saber mediante insultos que lo descalificaron.

Aterrorizado el mago, tomó la caja retirándose de la escena en medio de una ovación. Mientras anunciaban el número siguiente, él se fue hasta su camarín con la cabeza viva, que no dejaba de mirarlo e insultarlo.
El la tomó con mucho cuidado, lavó la sangre, curó sus heridas, le dio un vaso de agua con un calmante y minutos después la cabeza expiró.
Esa noche el hombre del circo estaba desvelado, dormitó a sobresaltos pensando que debería responder a la policía por su fallido acto y en la mañana, muy temprano, se encontró que al observar la caja allí estaría la cabeza del muerto. Le sacó la tapa, pero estaba él nuevamente mirándolo.
_Hola mago maldito ¿cómo dormiste? Estoy muy acalorado, apenas respiraba con la tapa puesta.
_Yo te creía muerto.
_ También pensaba lo mismo, pero sigo vivo. Nunca he sido rencoroso. Mi nombre es Pedro ¿y el tuyo?
_ Me dicen el mago Marlén, pero soy Juan Jiménez, casado, dos hijas y me gano la vida haciendo trucos. Lástima que contigo no resultó. Te pido disculpas. Lo siento.
_ Tengo que decirte que estoy indignado contigo, porque eres un farsante que me arrebataste mi vida. Siento dolores en el cuello y deseo que alguien me cuide, porque yo no puedo valerme por mi mismo.
_ Yo mismo seré como tu padre. Yo te cuidaré. Te lavaré el pelo, los dientes, la cara, te afeitaré y daré de comer cuatro veces al día.
_¿Que ocurrió con mi otra parte? ¿Existe la posibilidad de ser operado para quedar normal como era?
_ Tu otra parte se la dieron a los leones para no dejar rastros. Lo sugirió el dueño, sin que el público notara.
_ Mago ¿qué vamos a hacer hoy, dónde me llevarás? Recuerda que no estoy acostumbrado a vivir encerrado sin cuerpo. Marlén, tú cumplirás con tu promesa, haciendo que no me sienta sólo una inútil y loca cabeza.
_ ¿Dónde puedo llevarte, Pedro? No conozco tus hábitos, gustos y tú deberás ayudarme.
_ Deseo visitar a mi madre para informarle que sigo vivo aunque muy diferente. Anoche no llegué a alojar. Después quisiera ir donde mi novia para lo mismo. Finalmente donde un amigo.

Juntos salieron el ilusionista con la caja tapada y Pedro adentro. Este gritaba en la calle que se ahogaba y si le podía sacar la tapa, a lo que Marlén accedió, pero sólo la entreabrió para no causar alarma en la gente. Camino a casa de su madre Pedro estornudó y el mago le pasó paternalmente su pañuelo por la nariz.
Al abrir la puerta una señora sesentona, el mago se adelantó a decir que traía noticias de su hijo Pedro.
Una vez sentados en la salita, la señora comenzó escuchar una tenue voz que gritaba. El mago sacó la tapa y la madre al ver dentro la cabeza de su hijo, casi desmayó.
_Mamá, no te preocupes. Estoy bien, cuidado por mi nuevo amigo, Marlén. El se comprometió. No puedo trabajar ni producir dinero para la casa, pero comprende que en mi nuevo estado tengo limitaciones.
_Hijo querido… mira cómo te han dejado… Cómo vas a vivir de esa manera…
_Mamá, deja de pensar en eso. Yo sigo tan vivo como siempre, pero en un estado físico distinto. No he perdido mi alegría, mi inteligencia, salvo que debo aprenderlo todo de nuevo.

En la casa de la novia, Pedro se puso a gritar para que lo destaparan y aquella se desmayó. Cuando volvió, lo miró con recelo y espanto. Luego de un breve monólogo ella cortó el compromiso, diciéndole que eso no era lo que le había prometido meses antes. Que jamás volviera a su casa y como niña contrariada, los echó fuera a ambos.

En la casa del amigo, el mago le explicó que Pedro tuvo un accidente, preparándolo para aceptar la nueva realidad, mientras Pedro yacía dentro de la caja. Cuando lo destaparon, se encontraba profundamente dormido y su amigo pudo verlo.
Al despertar, conversaron y su amigo expresó que era una lástima que no pudieran salir con las chicas, no pudieran jugar fútbol, no pudieran ir nuevamente a pescar, ni de vacaciones.
_ Pero, tú puedes venir a verme y conversamos, porque nos reiremos igual.
_No es lo mismo. Nunca va a ser igual, pero podemos intentarlo, le dijo con tristeza su amigo.

Esa noche Pedro se desveló pensando que perdería a todos quienes visitara, no a su madre.

Como Marlén debía cumplir sus compromisos con el circo, pensó que lo mejor era llevarlo a su casa con la familia y explicarles que necesitaba colaboración.
Días después, partieron ambos en tren a su ciudad. En casa y con la caja entreabierta, comenzó una larga explicación a la señora y sus dos hijas. El mago hacía gestos para instar a todos a darle ánimos a Pedro. Cuando sacó la tapa y vieron la cabeza que los miraba y se presentó como Pedro, no hubo ningún impacto. Lo sacaron y lo pusieron sobre un plato para que participara en la hora de la comida. La señora le dio de comer con cuchara , mientras le preguntaban acerca de su vida, antes del accidente.
_Era empleado fiscal, en la Tesorería. Tuve unas novias y eso es todo. ¿Uds. cómo se llaman, qué hacen?
_Yo soy Gloria y me encargo de la casa. Ellas son nuestras hijas, Sara la mayor, que trabaja y Laura, que estudia estilista en peluquería para tener su propio salón.

Pararon los meses y Pedro se comenzó a sentir muy cómodo en ese nuevo hogar.
Pedro era instalado sobre un plato si estaba en el comedor y sobre un cojín si era en la salita, porque se producían entretenidas conversaciones en medio de las comidas, todos bebiendo agua, vino, o hasta licores en fines de semana. Allí era cuando Pedro se achispaba y comenzaba a lanzar piropos a las jóvenes.
Un día estaba Laura cortándole el pelo a Pedro cuando éste le dijo que estaba enamorado de ella y preguntó si podía darle un beso. Entonces ella acercó su rostro para ser besada en la mejilla.
_No, así no; un beso en la boca.
_ Oye, qué te crees tú. Sólo por esta vez. Pero no te imagines cosas conmigo. Sólo somos amigos.
_ Bueno, una sola vez, pero tienes que acercarte y sostenerme la cabeza con fuerza hacia ti.
Laura se acercó con algo de espanto a la boca de Pedro, pero entonces la lengua de ella se humedeció, buscó la suya y la presionó luchando por encontrar el sabor del menú del almuerzo. Difícil fue distinguir cual era el más ardiente por penetrar al otro hasta sus mismas entrañas.
Para la joven Laura era su primer beso, pero tan apasionado y desconocido, que habría seguido por horas, pero finalmente, lo fue soltado muy a desgano para terminar enrojecida, jadeante y excitada. Le había gustado muchísimo, pero se lo guardó para si.
_ Eres adorable Laura, gracias por tu gesto. Tú sabes que mi vida no ha sido fácil desde que perdí el cuerpo.
Bueno, ahora no tengo que lidiar con los dolores a una rodilla.
_ Está bien, tú eres muy especial, Pedro. ¿No te lo habían dicho?

Las cosas continuaron entre ambos en absoluto secreto, y el resto de la familia nunca se percató de nada.

Muchísimos años después, Laura ya casada, con hijos de colegio, seguía con una caja sombrerera forrada en raso rojo guardada con gran sigilo en su casa y apenas se producía un leve roce con su marido, se encerraba con llave, la sacaba y volvían a besarse con pasión. Ella estaba obsesionada con Pedro, que no envejecía, lo amaba con locura, quería un hijo suyo, y lo tuvo como amante secreto, alimentándolo hasta su muerte.

WIRIYO
25.10.2007

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